St. Benedict’s Parish
Home of the Traditional Latin Mass and Daily Confessions
So That In All Things God May Be Glorified
Today at St. Benedict’s
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Mass Times
Readings for the Memorial of Saint Pius of Pietrelcina, Priest
Reading 1 Prv 3:27-34
Refuse no one the good on which he has a claim
when it is in your power to do it for him.
Say not to your neighbor, “Go, and come again,
tomorrow I will give,” when you can give at once.
Plot no evil against your neighbor,
against one who lives at peace with you.
Quarrel not with a man without cause,
with one who has done you no harm.
Envy not the lawless man
and choose none of his ways:
To the LORD the perverse one is an abomination,
but with the upright is his friendship.
The curse of the LORD is on the house of the wicked,
but the dwelling of the just he blesses;
When dealing with the arrogant, he is stern,
but to the humble he shows kindness.
Responsorial Psalm Ps 15:2-3a, 3bc-4ab, 5
R. (1) The just one shall live on your holy mountain, O Lord.
He who walks blamelessly and does justice;
who thinks the truth in his heart
and slanders not with his tongue.
R. The just one shall live on your holy mountain, O Lord.
Who harms not his fellow man,
nor takes up a reproach against his neighbor;
By whom the reprobate is despised,
while he honors those who fear the LORD.
R. The just one shall live on your holy mountain, O Lord.
Who lends not his money at usury
and accepts no bribe against the innocent.
He who does these things
shall never be disturbed.
R. The just one shall live on your holy mountain, O Lord.
Alleluia Mt 5:16
R. Alleluia, alleluia.
Let your light shine before others,
that they may see your good deeds and glorify your heavenly Father.
R. Alleluia, alleluia.
Gospel Lk 8:16-18
Jesus said to the crowd:
“No one who lights a lamp conceals it with a vessel
or sets it under a bed;
rather, he places it on a lampstand
so that those who enter may see the light.
For there is nothing hidden that will not become visible,
and nothing secret that will not be known and come to light.
Take care, then, how you hear.
To anyone who has, more will be given,
and from the one who has not,
even what he seems to have will be taken away.”
Lectionary for Mass for Use in the Dioceses of the United States, second typical edition, Copyright © 2001, 1998, 1997, 1986, 1970 Confraternity of Christian Doctrine; Psalm refrain © 1968, 1981, 1997, International Committee on English in the Liturgy, Inc. All rights reserved. Neither this work nor any part of it may be reproduced, distributed, performed or displayed in any medium, including electronic or digital, without permission in writing from the copyright owner.
Welcome
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Our Priests
Fr. Neal Nichols, FSSP
Pastor
Fr. Anthony Forte
Parochial Vicar
Fr. Daniel Kluge
Parochial Vicar
Readings for the Memoria de Santa Teresa del Niño Jesús, virgen y doctora de la Iglesia
Primera lectura Job 3, 1-3. 11-17. 20-23
Job abrió sus labios
y maldijo el día de su nacimiento, diciendo:
“¡Maldito el día en que nací,
la noche en que se dijo: ‘Ha sido concebido un varón’!
¿Por qué no morí en el seno de mi madre?
¿Por qué no perecí al salir de sus entrañas
o no fui como un aborto que se entierra,
una creatura que no llegó a ver la luz?
¿Por qué me recibió un regazo
y unos pechos me amamantaron?
Ahora dormiría tranquilo y descansaría en paz,
con los reyes de la tierra, que se construyen mausoleos,
o con los nobles, que amontonan oro y plata en sus palacios.
Allí ya no perturban los malvados
y forzosamente reposan los inquietos.
¿Para qué dieron la luz de la vida a un miserable,
a aquel que la pasa en amargura;
al que ansía la muerte, que no llega,
y la busca como un tesoro escondido;
al que se alegraría ante la tumba
y gozaría al recibir la sepultura;
al hombre que no encuentra su camino,
porque Dios le ha cerrado las salidas?”
Salmo Responsorial Salmo 87, 2-3. 4-5. 6. 7-8
R. (3a) Señor, presta oído a mi clamor.
Señor, Dios mío, de día te pido auxilio,
de noche grito en tu presencia.
Que llegue hasta ti mi súplica,
presta oído a mi clamor.
R. Señor, presta oído a mi clamor.
Porque mi alma está llena de desdichas
y mi vida está al borde del abismo;
ya me cuentan entre los que bajan a la tumba,
soy como un inválido.
R. Señor, presta oído a mi clamor.
Tengo ya mi lugar entre los muertes,
Igual que los cadáveres que yacen en las tumbas,
de los cuales, Señor, ya no te acuerdas,
porque fueron arrancados de tu mano.
R. Señor, presta oído a mi clamor.
Me has colocado en el fondo de la tumba,
en las tinieblas del abismo.
Tú cólera pesa sobre mí,
y estrellas contra mí todas tus olas.
R. Señor, presta oído a mi clamor.
Aclamación antes del Evangelio Cfr Mc 10, 45
R. Aleluya, aleluya.
Jesucristo vino a servir
y a dar su vida por la salvación de todos.
R. Aleluya.
Evangelio Lc 9, 51-56
Cuando ya se acercaba el tiempo en que tenía que salir de este mundo, Jesús tomó la firme determinación de emprender el viaje a Jerusalén. Envió mensajeros por delante y ellos fueron a una aldea de Samaria para conseguirle alojamiento; pero los samaritanos no quisieron recibirlo, porque supieron que iba a Jerusalén. Ante esta negativa, sus discípulos Santiago y Juan le dijeron: “Señor, ¿quieres que hagamos bajar fuego del cielo para que acabe con ellos?”
Pero Jesús se volvió hacia ellos y los reprendió. Después se fueron a otra aldea.
Lectionary for Mass for Use in the Dioceses of the United States, second typical edition, Copyright © 2001, 1998, 1997, 1986, 1970 Confraternity of Christian Doctrine; Psalm refrain © 1968, 1981, 1997, International Committee on English in the Liturgy, Inc. All rights reserved. Neither this work nor any part of it may be reproduced, distributed, performed or displayed in any medium, including electronic or digital, without permission in writing from the copyright owner.